La Ilustración olvidadaEntrevista de Frank G. Rubio a Pedro Aullón de Haro Entrevista publicada en Leer, mayo 2017, pp. 56-57.
Con ocasión del bicentenario de la muerte de Juan Andrés (1740-1817), la Biblioteca Histórica de la UCM acoge una exposición dedicada a uno de los más destacados miembros de la Escuela Universalista, una forma de ilustración alternativa a la francesa, de gran influencia durante el XVIII y el XIX pero luego obliterada. Catedrático de la Universidad de Alicante y director del Grupo de Investigación Humanismo-Europa, Pedro Aullón de Haro ha organizado junto a Jesús García Gabaldón, profesor de la UCM, la muestra “Juan Andrés y la Escuela Universalista Española”, que se puede visitar hasta el 16 de junio en la sede de la Biblioteca Histórica de la UCM (Noviciado 3, Madrid). ¿Qué es, y quiénes constituyen la Escuela Universalista Española? La Escuela Universalista Española o hispánica consiste en un nutrido grupo de autores, aproximadamente una treintena, en su mayoría estrechamente vinculados, que define a un tiempo una Ilustración científica y humanística, pero no política. Se trata de una Escuela característicamente regida por el criterio pluridisciplinar y la metodología comparatista, hasta el punto de que por sí misma representa la creación fundamental de la Comparatística moderna, ya literaria, lingüística o de las ciencias. Sus autores principales son Juan Andrés, Lorenzo Hervás y Antonio Eximeno, este último fundamentador de un concepto universal de música como lenguaje y expresión; y en sentido relativamente más monográfico, el mexicano Francisco Javier Clavijero, Antonio José Cavanilles, José Celestino Mutis, Juan Bautista Muñoz… Y si entre los precedentes son de recordar Jorge Juan o Murillo Velarde, entre los directos consecuentes se encuentran los grandes meteorólogos Francisco Faura y Benito Viñes. ¿Quién fue Juan Andrés y cuál fue la trascendencia de sus aportaciones al conocimiento de su época? Juan Andrés, nacido en la villa de Planes (actual provincia de Alicante), fue un jesuita transterrado, como la mayoría de sus compañeros de Escuela, víctima de una expulsión que, entre otras cosas, condujo a la quiebra de un potente sistema educativo en ciernes. Origen, progresos y estado actual de toda la literatura, su principal obra, constituye la creación de la Historia universal de las Letras y las Ciencias, la culminación de un ambicioso proyecto de raigambre humanística y trazado historiográfico que completa y evalúa el horizonte geográfico-cultural y científico del obre de su tiempo. Así fue considerada esta obra, y ejerció poderosa influencia tanto en la vida académica como entre la vanguardia intelectual de su tiempo, y hasta mediados del siglo XIX, sobre todo en Italia. Después fue casi hecha desaparecer, en virtud de varias circunstancias, tanto fortuitas como de sectarismo ideológico. ¿Podemos hablar de una alternativa o, más bien, de un refinamiento de las aportaciones de los enciclopedistas franceses al acervo del conocimiento humano? Los universalistas, asentados en un humanismo tradicional y metodológicamente renovado de raíz comparatista así como en un proyecto científico radicalmente moderno, cabe decir que efectúan una superación de la Ilustración enciclopedista, en especial por razones de criterio comprehensivo y de evolución científica. pero si enciclopedistas y universalistas compartieron sobre todo principios científicos, los universalistas españoles aquello que proponían era el progreso mediante la ciencia y el saber y no mediante la revolución política. Se trata, pues, de una alternativa, madura y no dogmática por cierto, ya estética o sociopolíticamente. Una alternativa como también la representó, con otros medios, el Friedrich Schiller pensador en Alemania. Y dicho esto, fundamental, es preciso advertir que particularmente Andrés da respuesta mediante su obra historiográfica universal al planteamiento de imposibilidad expresado en este sentido por el Preliminar de la Enciclopedia; pero es más, la cuestión aquí de fondo consiste en que Andrés y los universalistas mantienen el principio histórico como articulación integradora de la ciencia y el hombre en el mundo. ¿Por qué han permanecido en gran medida desconocidas o ninguneadas sus aportaciones? Son varios los factores que han entrado en juego, algunos fortuitos, resultado del devenir histórico, otros intencionados, incluso minuciosamente calculados como malversación intelectual. Es un hecho que el proceso histórico condujo de inmediato a la Romantik alemana y al Romanticismo en general, movimiento sobre todo artístico que entre sus principales falacias, probablemente la mayor, estuvo el propósito, que bien explicó Cassirer, de denigrar la historiografía ilustrada a fin de poder postularse los románticos como sus creadores, en forma fragmentada o de nacionalidades. Sólo algún que otro romántico, así el genial, por completo desinteresado y de cultura latina Leopardi, se manifestó permanente seguidor de la obra de Andrés. Con todo, el proceso del Romanticismo podríamos tomarlo en general como fortuito. Sin embargo, ya resultaría más difícil calificar de fortuita la posición de la izquierda intelectual europea, de todo punto interesada en hacer desaparecer las obras mayores, y el conjunto de toda una escuela al fin; escuela formada en su mayor parte por profesores que eran sacerdotes, jesuitas, y además ilustrados y españoles… Menéndez Pelayo cumplió su función de transmisor de estas obras y autores, pero, claro, se trataba de hacerle desaparecer a él a su vez. El siglo XX presenta en este sentido una ejecución más intencionada y sectaria que fortuita. Es la operación realizada, aunque probablemente no ideada en solitario, por René Wellek, autor de la más extensa e influyente, aunque nada brillante, Historia del pensamiento literario moderno. No cabe detenerse aquí a exponer este complicado fenómeno, pero es verdaderamente ejemplar por extremado y grosero… Juan Andrés fue uno de los pioneros en reconocer la influencia de la literatura arábiga en la literatura europea… En realidad, Andrés es el principal creador de la llamada tesis arabista, la cual reconoce a la cultura árabe, entre otras cosas, la transmisión de la filosofía griega a Europa. Esto es muy importante por cuanto relativiza la posición del Renacimiento florentino, que resultaba muchísimo más asimilable desde Centroeuropa. ¿Qué trascendencia puede tener para nosotros, que habitamos una globalización en crisis, esta convicción universalista tan fundamentada? El universalismo de esta poderosa Ilustración significa una cultura no ideológica ni economicista sino propiamente humanística y científica, integradora e incluyente, comparatista e intercontinentalista, que asume la jerarquización y el juicio de valor, pero no el dogmatismo ni la homogeneización. Es decir, ofrece un auténtico ejemplo a interpretar respecto de la globalización de nuestro tiempo… |