Manuel Milá y Fontanals, Principios de Estética o de Teoría de lo Bello, ed. de Pedro Aullón de Haro, Verbum, Madrid, 2013

Jaime Caralt

Reseña publicada en Analecta Malacitana, vol. XXXVII, n. 1-2 (2014).

 

La situación de la obra de Milá y Fontanals permite entrever uno de los muchos  ángulos lamentables de la cultura española, un gran estado lamentable. Esta edición ofrece el texto facsímil de la primera versión completa del tratado de teoría estética (Barcelona, 1857) de Milá y Fontanals precedida de un breve pero sustancioso estudio de Aullón de Haro, quien ya editó en 2002 la obra teórica general del autor sobre la materia estética articulada con la ciencia literaria, esto es: Estética y Teoría literaria, siguiendo lo dispuesto por Menéndez Pelayo en la edición de Obras Completas que preparara de su maestro en 1888. Esta edición incluye el texto de Principios de Estética con ciertas ampliaciones y notas más el añadido extenso de la parte correspondiente a Teoría literaria. Es decir, estrictamente no se ofrece ahora texto nuevo, aunque sí un estudio preliminar (“Sobre Milá y Fontanals y la Estética en España”) del editor y una diferente versión, más reducida a lo esencial, digámoslo así, de la obra de Milá. En fin, ya era hora de que esto tuviese lugar. El editor es asimismo director de la Colección en que se publica el libro, pero se ha de notar que éste actúa no publicándose a sí mismo una propia monografía sino poniendo en pie a un clásico, cosa que frecuentemente hace y es muy de agradecer. El cometido aquí por nuestra parte va a ser seleccionar y exponer muy brevemente las razones más importantes que el editor y autor del estudio plantea o afirma, más alguna que deja implícita entre líneas, y empezando por la razón con que justifica la pertinencia de editar este clásico del XIX.

Según el editor, a Milá y Fontanals corresponde la mayor responsabilidad en el establecimiento de la Filología moderna o propiamente dicha en España, pero también otro tanto respecto de la Estética. Lo primero puede decirse que lo aceptaría cualquier especialista bien formado; lo segundo es algo mucho más novedoso pero cierto, pues la Estética en tanto que disciplina, como explica Aullón de Haro, tiene en España mediante este texto su tratado principal, aun existiendo alguna precedencia, sobre todo de un texto de Balmes (del cual por cierto anuncia edición), pero que se mantiene en un campo teórico muy previo a una posible conexión artística y literaria. Bien, pues ésta es la primera y principal razón de necesidad para ofrecer este facsímil de un texto emblemático de la cultura española y sin embargo apenas atendido. Y por lo demás, es claro que el editor lleva muchos años en el empeño de restituir los textos importantes del pensamiento estético español (e incluso el europeo en no pocas ocasiones, para el lector de lengua española), al menos desde Milá y el Compendio de Krause organizado por Giner de los Ríos hasta muy recientemente el ensayo sobre el Humorismo de Gómez de la Serna.

Es más que conveniente recordar que la obra del indispensable Milá y Fontanals ha sido de algún modo olvidada o, mejor dicho, ha sido víctima de una evolución cultural mal realizada, tanto por la Estética como por la Filología. Si, como piensa Aullón de Haro, el desligamiento de Filología y Estética o Filosofía ha constituido uno de los errores más gruesos del siglo XX, el error se ha cumplido plenamente sobre Milá y Fontanals, para desgracia del humanismo y de las ciencias humanas en España. Pero hay varias responsabilidades, y hay que decirlo, y entre éstas se encuentra también la del nacionalismo catalanista, incapaz de asumir que el padre de la filología catalana lo sea también de la española y además escribiese todas sus obras importantes en castellano. El hecho es que a excepción de las ediciones recientes de Aullón de Haro y alguna otra de hace medio siglo organizada por Martín de Riquer, prácticamente nada se ha hecho. Es decir, se ha tirado por la borda la magnífica resolución que Milá dio y muy pronto a la estética poshegeliana y a su posibilidad de articulación filológica. Porque el tratado de Milá ofrece una adecuada fórmula de las relaciones sujeto-objeto mediante una construcción inteligente y comprehensiva de los conceptos mayores y los problemas estéticos particulares conducidos a la disciplina filológica, quedando pues superado el primer estadio retórico en que se encontraba Baumgarten y el estadio último especulativo e historicista que condujo a Hegel a cerrar el futuro de arte y religión.

Por lo demás, Aullón de Haro explica la gran entidad de la Escuela Catalana de Estética y, dentro de ésta, el extraordinario proyecto representado por Milá y Fontanals y su discípulo Menéndez Pelayo, quien cumple el designio de su maestro levantando la más valiosa Historia viva de la Estética mediante la genial creación de la Historia de las Ideas en su modo particular de Historia de las Ideas Estéticas. Aun sólo por esto último ya hubiese merecido la pena esa gran aventura todavía no reconocida y enérgicamente señalada por Aullón de Haro, de quien esperamos culmine ese gran proyecto reconstructivo de la cultura española que lleva entre manos.